Caminando hacia el atardecer,
ambos decidieron renacer;
No hubo preguntas,
no hubo reproches,
Sólo miradas…
¡Atrasadas!
Y así, sin pensar…
ambos, decidieron avanzar,
hacia el lugar que les hacia vibrar;
En el silencio del anochecer…
descubrieron el porqué,
la fricción de sus cuerpos desnudos…
entrelazados,
enroscados,
enredados…
La intención de los más profundos sentidos,
les invito a descargar uno dentro del otro,
la sinrazón ahogada,
de deseo descontrolada…
¡Qué palpitaba!
Abrumados de grandeza,
resolvieron la simpleza…
La lógica desordenada,
la cordura embelesada…
!Sabanas mojadas!
Sábanas mojadas
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