Aunque trate de negarlo una y otra vez… el sonido de tu mirada vuelve a atraparme cada noche.
Intrépida y atrevida se esconde bajo mi almohada, grita tan fuerte que consigue despertarme.
Casi siempre me sorprende, a veces hasta intimida, pero permito que avance en mis desvelos y finalmente no puedo más que rendirme ante la obviedad de tus dulces ojos envolviéndome.
Puedo mirar en cada rincón de la habitación y ver tu sombra recorrerla… ¡Caminas sin miedo! ¡Cómo siempre haces!.
Te miro, y puedo escuchar en tu mirada esas palabras ahogadas…
Toma mi mano, ¡Te aseguro que no te soltaré!, te agarraré fuerte, para que no tropieces. No te dejaré caer, ni siquiera dejaré que tambalees.
¡Jamás permitiré que pierdas el equilibrio!
Sonreiré siempre, para espantar tus fantasmas; Secuestraré tus miedos, y los ocultaré en el lugar más recóndito del infinito universo para que nunca más vuelvan a molestarte.
Ahogaré tus lagrimas en algún agujero negro del profundo océano, para que nadie las encuentre, y si algún día se atreven a brotar, qué sólo sea porque la alegría atropelle tu vida.
Te contaré un fabuloso cuento cada noche, para que las pesadillas no invadan tu sueño.
Si algún día, te acompaña la tristeza, te haré cosquillas en el alma y el cuerpo, hasta que aparezca la sonrisa.
Si el cansancio se posa en tu espalda, la trataré con mimo, y haré café. Y si el intrépido frío llegara a atraparte, te abrigaré con el calor de mi cuerpo.
Respetaré tus tiempos, tus espacios, y comprenderé tus decisiones. Aplaudiré tus luchas y te ayudaré a ganar, celebraré tus victorias, hasta que mi garganta se quede sin voz.
Te haré reír todos los días, hasta que te duelan las mandíbulas, y que las marcas que vayan surgiendo en tu piel se deban sólo a ese motivo.
Susurraré en tu oído las palabras exactas que provoquen la marea. Tocaré tu piel, besaré tu cuerpo, llegaré allí, hasta donde pueda embriagarte de placer.
Te elevaré hasta la más alta cumbre, para que puedas disfrutar de las maravillosas vistas bajo tus pies. Desplegaré mis alas, para llevarte volando, allá donde tus sueños quieran ir.
Compartiré y caminaré contigo, a tu lado, al compás…
Te colmaré de eso tan incontable e intangible que llamamos felicidad.
Llenaré de magia tus días, porque sencillamente, ¡Magia mereces… porque magia eres!
A cambio, nada pido, nada quiero…
Porque en el sonido de tu mirada, en el protector abrazo de tu cuerpo, en tus palabras calladas, en tus eternas caricias y en tu infinita sonrisa…
¡Ya encuentro y tengo todo!
Puedo mirar en cada rincón de la habitación y ver tu sombra recorrerla, caminas sin miedo, como siempre haces.
Te miro, y puedo escuchar en tu mirada esas palabras ahogadas… Toma mi mano, te aseguro que no te soltaré.
Te agarraré fuerte para que no tropieces. No te dejaré caer, ni siquiera dejaré que tambalees. Jamás permitiré que pierdas el equilibrio.
Sonreiré siempre, para espantar tus fantasmas.
Secuestraré tus miedos y los ocultaré en el lugar más recóndito del infinito universo, para que nunca más vuelvan a molestarte.
Ahogaré tus lagrimas en algún agujero negro del profundo océano, para que nadie las encuentre, y si algún día se atreven a brotar, que sólo sea porque la alegría atropelle tu vida.
Te contaré un fabuloso cuento cada noche, para que las pesadillas no invadan tu sueño.
Si algún día, te acompaña la tristeza, te haré cosquillas en el alma y el…
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