La profunda sensibilidad consigue percibir sensaciones,
sensaciones indescriptibles que invaden todos los sentidos,
sentidos que perciben la onda sonora que vibra al otro extremo,
extremos conectados en perfecta sinergia.
El oído, arrastra los pasos al sonido de la risa:
Recurrente sonoridad vibrando en el universo,
atraído por palabras.
El olfato, dirige los cuerpos hacia el aroma embriagador;
Entre fragancias envolventes de placer,
que salpican la mañanas.
La vista, acelera el ritmo al compás de las miradas;
Destellos que salen de los ojos,
en conexiones precipitadas.
El gusto, fluye libre a través de los labios;
Precipitando besos,
centinelas de las camas.
El tacto, se desliza al suave roce de las caricias;
Electrificando la piel,
estremeciendo la calma.
La revolución de los sentidos
La profunda sensibilidad consigue percibir sensaciones,
sensaciones indescriptibles que invaden todos los sentidos,
sentidos que perciben la onda sonora que vibra al otro extremo,
extremos conectados en perfecta sinergia.
El oído, arrastra los pasos al sonido de la risa:
Recurrente sonoridad vibrando en el universo,
atraído por palabras.
El olfato, dirige los cuerpos hacia el aroma embriagador;
Entre fragancias envolventes de placer,
que salpican la mañanas.
La vista, acelera el ritmo al compás de las miradas;
Destellos que salen de los ojos,
en conexiones precipitadas.
El gusto, fluye libre a través de los labios;
Precipitando besos,
centinelas de las camas.
El tacto, se desliza al suave roce de las caricias;
Electrificando la piel,
estremeciendo la calma.
¡Qué maravilla poder sentir… te!
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