Sacude el viento que nos llama,
el tintineo del carillón.
Frente a frente nos paramos, superados de intención.
Ojos hambrientos, sedientos, atrapados de emoción
Sonrisas temblorosas, bombean a mil el corazón;
Impetuosos nuestros labios, anuncian fuego sin control.
El calor de nuestras manos, susurrándole a la piel;
Olores embriagadores, verbenas de colores…
Pupilas dilatadas,
pulsaciones disparadas,
pasiones desbocadas,
atracción descontrolada.
Senderos sinuosos nos invitan a pasar,
escalamos las montañas, visitamos recovecos,
embestimos nuestros cuerpos, adentrándose en el ser…
¡Imposible contener!
Las miradas nos ahogan, los instintos nos desatan,
brazos fuertes que sostienen, en volandas la pasión,
la caricias y el deseo, lo prohibido ya no queda,
enloquecidos… sin razón.
La electricidad nos recorre, el temblor nos acaricia,
arrebata la consciencia, robando la noción.
Sacude el viento que nos llama,
EL TINTINEO DEL CARILLÓN.
El Tintineo del carillon
Sacude el viento que nos llama,
el tintineo del carillón.
Frente a frente nos paramos, superados de intención.
Ojos hambrientos, sedientos, atrapados de emoción.
Sonrisas temblorosas, bombean a mil el corazón;
Impetuosos nuestros labios, anuncian fuego sin control.
El calor de nuestras manos, susurrándole a la piel;
Olores embriagadores, verbenas de colores…
Pupilas dilatadas,
pulsaciones disparadas,
pasiones desbocadas,
atracción descontrolada.
Senderos sinuosos nos invitan a pasar,
escalamos las montañas, visitamos recovecos,
embestimos nuestros cuerpos, adentrándose en el ser...
¡Imposible contener!
Las miradas nos ahogan, los instintos nos desatan,
brazos fuertes que sostienen, en volandas la pasión,
la caricias y el deseo, lo prohibido ya no queda,
enloquecidos... sin razón.
La electricidad nos recorre, el temblor nos acaricia,
arrebata la consciencia, robando la noción.
Sacude el viento que nos llama,
EL TINTINEO DEL CARILLÓN.